“La cerveza es intelectual.
Qué lástima que tantos idiotas la beban”
Ray Bradbury
Digamos
que deberíamos estar de acuerdo con el gran Bradbury, al menos, y más aún en
estos días de corrección política, con la primera parte de nuestro epígrafe de
hoy. Y es que la cerveza siempre ha sido intelectualmente menospreciada cuando
se la compara con el vino
Y
no es cosa de hoy en día. Ya los romanos, a pesar de que la conocían y bebían
con cierta asiduidad, la consideraban una bebida de bárbaros del norte (que
además cocinaban con manteca y no con aceite de oliva como ellos) y en las
altas esferas preferían el vino para sus banquetes y, por supuesto, bacanales
(fiestas en honor de Baco)
Pero
cualquiera que entienda la cerveza y sepa de su historia sabrá que su mundo es
complejo y fascinante
Para
empezar, su descubrimiento se presume muy anterior al de la bebida extraída de
la uva, habiéndose detectado restos arqueológicos de más de 9000 años a orillas
del Nilo Azul
En
alguna parte leí cierta vez que el primer alimento cocinado fue la cebada. Sea
como fuere, lo más llamativo del nacimiento de la cerveza es que parece ser que
está asociado al del pan. De hecho, en origen pan y cerveza debieron ser una
misma cosa. Para poder moler el grano, este se mojaría. Las gachas resultantes
de esto, más aún si se calentaban con piedras o se disponían en la proximidad
de un horno, infusionarían el cereal y fermentarían de forma natural. Esto es
el pan: harina de cereal, agua y un fermento. Pero el pan original no debía ser
muy consistente, seguramente tenía un aspecto ciertamente viscoso. Y si al
panadero se le iba la mano con el agua el pan habría que prácticamente beberlo.
De esta forma se descubriría una bebida dulce (la introducción del lúpulo es
muy posterior) y reconfortante
A
partir de ahí sumerios, chinos y egipcios, y más tarde mercaderes de Flandes,
monjes trapenses, alemanes, húngaros, belgas (y ahora cualquiera en su casa)
fueron dando vida a un alimento que ha llegado a un nivel de sofisticación y a
una variabilidad tal que supera con mucho en este último aspecto al vino
Por
cierto, el yacimiento cervecero más antiguo encontrado hasta ahora en Europa
está en Begues (Barcelona), en la cueva de Can Sadurní, y tiene unos 5000 años de
antigüedad
Catar
cervezas, entenderlas, es fascinante. Empeño mi palabra aquí para prometeros
próximos posts ilustrativos sobre su mundo. Mientras llegan, tomemos otro vaso
de pan fresco, aromático y burbujeante; bebamos el pan nuestro de cada día
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada