“Lo que distingue al hombre inteligente de los animales es el modo de comer.”
Jean Anthelme Brillat-Savarin
Éste que tenéis ahora ante vuestros ojos, es un texto que no querría haber tenido que escribir, pero que me he sentido obligado a afrontar. Y es que parece ser que hay quien piensa que la Gastronomía no es cultura. Escuchar eso duele, y ese daño es mayor cuando viene de alguien con algún tipo de responsabilidad política y cultural
Se ha llegado a decir que la palabra cultura supera las 250 definiciones (en 1952, Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn llegaron a recopilar 164 de ellas) y reto a cualquiera a que cite una sola de ellas en la que no encaje perfectamente el concepto de gastronomía
Si nos ceñimos a una definición de diccionario del concepto "cultura", estamos hablando del conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico o industrial, en una época, grupo social, etc
Etimológicamente proviene del latín cultüra animi, haciendo referencia al cultivo del alma
El ser humano ha evolucionado junto con su cocina. El uso de herramientas, de armas de caza, el dominio del fuego, la aparición de la agricultura, la domesticación de animales con fines ganaderos, el descubrimiento de las bebidas fermentadas, la transmisión de recetas tradicionales, la invención de utensilios de cocina (donde destacó, por ejemplo, Da Vinci), el tratamiento de la comida en la literatura, la pintura, el cine, el desarrollo de las nuevas formas de cocinar y tantas otras circunstancias, han marcado nuestros modos de vida y costumbres, nuestros conocimientos y desarrollo cultural y han hecho de nosotros lo que somos. Y somos lo que comemos. Nos alimentamos (y alimentamos nuestra alma) de cultura.
La Gastronomía, también, ha servido de hecho diferenciador. ¿O acaso no existe una gastronomía local que nos diferencia en gran medida de nuestros vecinos? ¿Es que eso no es cultura?
No nos queda más remedio que reconocer que la Política es también cultura, pero también queda clara la percepción general que tenemos sobre la incultura de muchos políticos.
Y es que hay alguno que no sabe comer.
Per Paco Balsera
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